
Visto lo visto este fin de semana en Liga y la sentencia virtual del campeonato por parte del Barcelona, no sé si por la desgana, el desgaste o el aburrimiento (o todo a la vez), lo deportivo en la competición regular es lo que menos me preocupa en estos momentos. Voy más allá de si la Liga española no es ya la mejor del mundo o del manido debate de esta temporada sobre si competimos como los escoceses.
Echando un ojo a los titulares de los periódicos deportivos nacionales de los últimos meses, parece que el problema empieza a gestarse ahora. Da la sensación de que todo es fruto del último año, cuando vemos equipos que no pueden competir en Europa por sus problemas económicos, entidades de la Liga de Fútbol Profesional que entran en concurso de acreedores o equipos de Segunda que copan más titulares por la trascendencia de la deuda de sus dirigentes y no por los éxitos deportivos.
Pero la triste realidad comenzó hace varios años en escalafones muy inferiores, con menos recursos y a la vez, menos cabeza entre sus mandatarios, en el mal llamado en muchos casos fútbol modesto.
Las entradas en los concursos de acreedores están a la orden del día. Parece el recurso fácil para los fracasos en las gestiones de dirigentes que tenían el ladrillo como principal aval y no han sabido posteriormente adaptarse a la realidad económica del país.
Hay casos de equipos que llevan un par de años acogidos a esta Ley Concursal(que sólo beneficia al adeudado), pero lo más triste es que cuando aún no han empezado a abonar los plazos de esa deuda, ya están acumulando otras nuevas de la temporada corriente que difícilmente podrán paliar por la falta de planificación inicial.
La situación es más que preocupante y la permisividad de los dirigentes del fútbol a nivel nacional tanto como regional es excesiva.
Por todo esto, me hace gracia y me da pena, cuando la patronal del fútbol tiene en vilo a todo un país para recaudar más dinero para los equipos. Dinero que luego servirá sólo para engordar estas deudas.
Y es que en España parece que ahora sólo nos preocupa el reparto de los derechos televisivos para que los grandes estén contentos, y el ocupar todas las franjas horarias del fin de semana con fútbol en directo.
Todo ello para que en menos de tres años hayamos pasado de tener la mejor liga del mundo a una mediocre dentro del continente (en lo que a la lucha por el título se refiere) para ser sólo competitivos en Champions y Europa League.
Imagen: que.es
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