El fútbol, o al menos aquello que lo rodea nunca dejará de sorprenderme. El domingo me tocaba cubrir junto a mi compañero @guillenfran para Punto Radio el auténtico partidazo entre el Rayo Vallecano y el Betis de Segunda División, un choque con sabor a Primera. Los precedentes obligaban a declarar el encuentro de alto riesgo por los múltiples incidentes que los sectores más radicales de los dos equipos habían protagonizado en citas previas. Además, se añadió el aliciente de la retirada de las viejas vallas del estadio Teresa Rivero.
Llegamos a Vallecas en torno a las 19.30 horas, precisamente cuando lo hacía el Betis rodeado de cientos de seguidores verdiblancos y de muchos rayistas que se limitaban a presionar con cánticos y a intentar hacerse escuchar más que sus rivales.
Una hora antes del encuentro me daba una vuelta por los aledaños para palpar el ambiente y ver cómo se portaban los ‘ultras’ locales (se suelen congregar en la zona de la Avenida de la Albufera) de cara a la primera conexión para El Mirador de La Liga.
El ambiente era de total tranquilidad e incluso parecía que las medidas de seguridad era muy similar a las de un partido cualquiera y no las de uno de alto riesgo. De repente veo que se aproxima un autobús con aficionados béticos y comenzaron a llover las bengalas, las botellas de cristal vacías y llenas, las pelotas de goma y las piedras.
Fue entonces cuando empezaron a intensificarse las medidas de seguridad, a llegar un mayor número de agentes que empezaron a disparar pelotas de goma al aire, y comenzaron las carreras de los aficionados.
Ya en la calle del Payaso Fofó sólo escuchaban sirenas y disparos cuando empieza a producirse una pequeña columna de humo que se convirtieron en un enorme fuego que alcanzaba hasta los tres metros de altura. Se trataba de un coche de la Policía Municipal de Madrid que quedó calcinado en cuestión de minutos.
Poco a poco los cuerpos de seguridad se hicieron con el control de la situación y por suerte no hubo que lamentar ningún herido. Realmente fue sorprendente la forma en la que se sucedieron los hechos, siendo evidente la tremenda organización de estos grupos de sinvergüenzas que empañan uno de los aspectos más atractivos de este deporte: la afición.
La organización de los ultras del Rayo, que sabían el momento exacto en el que se iba a producir la llegada de ese autocar y que estaban perfectamente situados para organizar la encerrona fue escalofriante.
Y lo que más miedo me da pensar es lo que veía en una pieza de informativo en La Sexta donde se hablaba de la posible vinculación de ultras del Cádiz en los incidentes. Hace unas semanas fueron agredidos en Sevilla antes de su partido contra el Betis B.
Prefiero no creer que haya descerebrados capaces de recorrerse 600 kilómetros para disfrutar de esa absurda ‘vendetta’.
Por cierto, que empezaba este artículo hablando de las cosas que rodean a este deporte y que no dejan de sorprenderme... pues visto lo visto esta semana, no me sorprenden ya los ridículos de la Liga de Fútbol Profesional, que han dejado a la mejor competición del mundo por los suelos con su amago de huelga.
Así contamos en El Mirador de La Liga de Punto Radio los incidentes de antes del partido en Vallecas
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